miércoles, septiembre 27, 2006

Buenos Aires, Argentina, Hugo Andres: MAR DEL PLATA,ARGENTINA

por estar, dedicado a mis amigos que quiero tanto
Por Lalo Mir en el programa "Lalo Bla Bla" Radio Mitre

El mate no es una bebida.
Bueno, si.
Es un liquido y entra por la boca.
Pero no es una bebida.
En este país nadie toma mate porque tenga sed.
Es mas bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión:
te hace conversar si estas con alguien, y te hace pensar cuando estas solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda.."
¿unos mates?".
Esto pasa en todas las casas.
En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.
En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las victimas y los verdugos;
los buenos y los malos.
Cuando tenes un hijo, le empezas a dar mate cuando te pide.
Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes.
Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate.
Se te sale el corazón del cuerpo.
Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, terere', con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conoces a alguien por primera vez, te tomas unos mates.
La gente pregunta, cuando no hay confianza:
"¿Dulce o amargo?".
El otro responde:
"Como tomes vos".
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.
La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas.
Siempre.
Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas.
Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da.
La yerba no se le niega a nadie.
Este es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.
Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.
Acá' empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
No es casualidad.
No es porque si'.
El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.
O esta' muerto de miedo, o esta' muerto de amor, o algo:
pero no es un día cualquiera.
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo.
Pero debe haber sido un día importante para cada uno.
Por adentro hay revoluciones.
El sencillo mate es nada mas y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos! mates lavados porque la charla es buena.
La charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras EL otro toma y es la sinceridad para decir:
¡Basta, cambia' la yerba!".
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, entupidamente, "¿esta' caliente, no?".
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

TE SENTISTE INCLUIDO?....
compartilo entonces con quienes alguna vez tomaste un mate.
Hugo
tucci2005@yahoo.com.ar
Buenos Aires
Argentina

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